Mi Marina se ha echado novio. Ahí, con sus 20 años recién
cumplidos se me ha echado novio por primera vez. Yo ya pensaba que me iba a
salir machorra como la hermana de mi Antonio que tiene 60 años y todavía no
sabe lo que es un hombre y va por ahí con unas pintas que da pena verla, con lo
limpia que ha sido mi suegra y las pintas que tiene mi cuñada. Pues eso, que mi
Marina el otro día va y me dice: “Mamá,
me voy el fin de semana a Albacete a conocer a los padres de Luis” y yo
le dije ¿pero quién es Luis? Y ella va y me suelta, ¡ay! Mamá, quién va a ser,
pues mi novio. Y lo dijo y se quedó tan pancha, cogió la maleta y se fue
dejándome con la palabra en la boca ¡abrase visto la niña!
Así que nos quedamos mi Antonio y yo con dos palmos de
narices esperando que volviera y nos lo presentara por lo menos porque del tal
Luis sólo sabíamos el nombre, nunca nos lo había mentado antes y yo para que se
me pasara el disgusto me puse a hacer unas torrijas para merendar el domingo,
que aunque tengo estos kilos que no soy capaz de quitarme, un dulce los
Domingos no es pecado y no hace mal a nadie, y en eso estaba cuando llegó mi
Marina a casa y entre torrija y torrija me contó que había conocido a Luís por
internet, que habían quedado para conocerse y que se habían gustado y que como
los padres del chico son muy tradicionales habían ido a que la conocieran y le
dieran el visto bueno y mi niña que todo lo que tiene de moderna lo tiene de
buena persona vio que tenían la cocina… bueno, un poco desarregladilla y como
vio a la buena señora tan cansada le preguntó que si necesitaba ayuda y la
mujer esta va y le dice que no, que ya está todo hecho y solo faltaba pasarle
la fregona a la cocina y al baño y mi Marina le dice que ya lo hace ella y que
se siente que ella llena el cubo y lo limpia todo, a lo que la mujer le dice
que ya está lleno y ahí es cuando mi niña me cuenta que se quedó a cuadros que
el cubo tenía más mierda que el rabo de una vaca con todo el agua negra con
trozos flotando y que cuando fue a vaciarlo la mujer esta empezó a gritarle que
ella no le había dicho que lo vaciara y que así estaba bien y que si ella era
la mujer con la que pensaba casarse su hijo que ya podía ir espabilando y hacer
lo que le decía su futura suegra y mi niña, se calló la boca, cogió su maleta,
se montó en su coche y le dijo al tal Luis, si quieres tomar un café me llamas,
pero yo aquí no vuelvo a poner un pie en mi vida, que de aquí me voy al
ambulatorio a que me hagan un lavado de estómago que viendo como tiene tu madre
la cocina y el cubo de la fregona ya veremos si no pillo algo. Así se lo dijo la niña, y yo me moría de
vergüenza y le dije Mari, yo no te e educado así, y ella va y me suelta, mamá,
tú no sabes cómo estaba aquello, se ve que la mujer no puede con todo pero no
busca ayuda, quise ayudarla a limpiar el polvo porque veía que se iba a caer de
la silla y me dio un paño seco y me hizo limpiar todo el polvo del salón con el
mismo trapo sin una triste gota de agua o de algún limpiador y la primera
estantería pase, pero ya a la segunda el trapo estaba más negro que el hollín y
así no se podía limpiar, me moría del asquito.
Eso me hinchó como un pavo. Porque yo no es que esté todo el
día con la fregona en la mano, pero a mis tres hijos los he educado para ser
independientes y los tres se hacen de todo más bien o más mal pero saben
hacerlo y mi Marina ha aprendido que el polvo se limpia con una bayeta y un
cubo de agua caliente con jabón, que los cristales se lavan con una esponja y
vinagre y se secan bien con papel y que después de lavarse la cara tiene que
pasarle la bayeta al lavabo y al váter y así ya están todo el día limpios y no
tienen manchas y eso lo saben hacer mis tres hijos y a mi Antonio lo estoy
educando y va aprendiéndolo, porque claro, no va a estar una como una esclava
todo el día limpiando para todo el mundo, aquí hay que arrimar el hombro y
ayudar en casa. Que yo para atocinado ya tengo a mi Antonio que el pobre no lo
sabe hacer mejor porque mi suegra lo tenía como un mimadito, muy limpia ella,
pero al niño lo tenía muy mimadito.
Qué caracter, la Marina de esta señora, aunque hace bien porque eso de que te hagan lavar los suelos con el agua guarra, no sé cómo lo llevaría yo. Lo malo es que no soy capaz de decir cuatro cosas cuando hace falta y así me va. Un besote!!!
ResponderEliminarEs que las escobas dan mucho poderío. Se vé que Cornelia ha estado intimidando a sus hijos toda la vida y ahora han salido valientes jejejeje.
EliminarBesotes.