viernes, 20 de febrero de 2015

Historias de Cornelia II



El otro día os dije que tenía hijos. Tengo tres, dos machos y una hembra. Mi Antonio quería una niña para que lo cuidara en su vejez y eso que yo le dije Antonio, eso son antigüedades, hoy en día las hijas no son las únicas que cuidan a los padres pero él erre que erre y  hasta que no vino la niña no paramos. El mayor se llama Antonio como su padre, pero el mediano no sabía pronunciarlo y le decía Toín y Toín se le quedó, no es que me guste especialmente pero es lo que hay, una vez que te acostumbras a algo es difícil quitarse la costumbre así que ahí estamos. Mi mediano el pobre tuvo menos suerte, mi suegra se empeñó en que le pusiéramos su nombre a alguno y como ella se llama Herminia y no creía que fuéramos a tener más pues Herminio se le puso al pobre, yo quería ponerle Alberto que es un nombre con solera, dices Alberto y se te llena la boca, pero no pudo ser, así que mi Herminio es el ojito derecho de su abuela.
Luego vino la niña que tiene 20 años. La verdad es que yo no quería más niños, ¿para qué? Si ya con dos tenía el día completo pero mi Antonio seguía empeñado y claro, cómo iba a decirle que no, así que le dije Antonio este es el último, si es otro macho le haces trenzas y le pones una falda pero yo ya no paro más que cada vez lo llevo peor. Y es que el embarazo de mi niña fue muy difícil, todo el día vomitando y con los tobillos como toneles, con lo delgadita que yo era y cogí nos kilos que no soy capaz de soltar. Marina le pusimos, porque mi madre la pobre se enfadó conmigo por ponerle el nombre de mi suegra a mi mediano y estuvo dos meses sin hablarnos, así que para no tener más disgustos le pusimos el segundo nombre de mi abuela para que mi pobre niña no se traumatizara tanto y ahora va y nos dice que ella quiere llamarse  como su abuela, ¡abrase visto!
Así que le he dicho, Mari, tú tienes un nombre muy bonito, como de sirenita ¿por qué quieres llamarte Covadonga? Si suena a marca de leche, dices Covi y parece que estás en el súper comprando, no puede ser. Y ella erre que erre que le gusta más el de su abuela y que se lo va a cambiar, porque está de moda ese nombre y que por qué no se lo pusimos cuando nació.
Esa es otra, la de las modas de ahora. Los chavales con los calzoncillos por fuera que se les ve todo, lo que tiene una madre que refregar esos calzoncillos para que no se vea ninguna mancha, porque yo no sé qué hace mi Herminio que parece que viene de la guerra con esas manchas y yo le digo hijo, ya tienes 26 años podrías tener más cuidado con la ropa pero el nada, aunque el pobre me dice que ya lo hace él, que no me preocupe pero si no se lo hago yo ¿quién se lo va a hacer? La novia esa que tiene no creo, porque es una sílfide que como no tiene cerebro le está sorbiendo el suyo, me llama doña Cornelita ¡abrase visto! Doña Cornelita, si mi madre se enterara de que mi Herminio está con una chica como esta le abría la cabeza a escobazos, porque ella es muy buena pero todo lo que tiene de bendita lo tiene de mala leche, ¡anda que no le daba escobazos a mi Felipe cuando volvía con los calzones sucios! Y ahí está ahora, que mi cuñada no le tiene que limpiar una sola mancha de nada, ella sí que se ha llevado un buen hombre, no como mi pobre Antonio que mi suegra me lo mandó atocinado y a mí me ha tocado lidiar con cuatro niños de pecho, menos mal que el pobre luego no se mete en nada y todo lo que yo haga está bien hecho, no sé si tendrá que ver que el regalo de boda de mi madre fuera una escoba bien recia…

sábado, 14 de febrero de 2015

Cornelia



Hola, vosotros no me conocéis ni yo a vosotros tampoco, así que me voy a presentar.
Me llamo Cornelia y tengo 56 años. Si, ya lo sé. Cornelia es un nombre raro, pero me lo puso mi madre que es una apasionada de los nombres raros. Supongo que le viene de familia porque mi abuela se llama Eloísa Marina y a ella le puso Covadonga.

Ahí no acaba la tradición. Tengo una hermana, Lucrecia y un hermano Felipe, imagino que ahí se le acabó la inspiración o que mi padre se impuso por primera vez no lo sé. 

En mi casa me llaman Corne todos menos mi padre. Él es un hombre normal que quería ponerme Luisa como su madre pero mi madre no lo dejó así que me llama Lia. En realidad no me gusta ninguno de esos nombres, a mí me hubiera gustado llamarme algo más normalito como Elisabeth o Asunción pero no pudo ser así que llamadme como queráis, yo ya estoy acostumbrada.

Os preguntaréis que a qué viene todo esto. Pues os lo voy a explicar.
Yo ayer estaba en mi casa fregando y sonó el timbre. Cuando abrí me encontré una chica muy simpática que se presentó y me pidió entrar. Le habían hablado de mí y dice que quiere escribir lo que yo le cuente en un blog que tiene. Yo le dije que no sabía porque quería escribirlo en un blog y no en un cuaderno como todo el mundo pero me explicó que no, que ella se refería a un blog de internet que ella tiene y en el que escribe cosas y la gente lo lee, algo así como un libro que está pero que no está físicamente. La verdad es que esta chica me dejó impresionada, que manera de hablar, que forma de expresarse, por eso yo siempre les he dicho a mis hijos que tienen que estudiar porque si no, nunca van a llegar a nada.

Pues eso que esta chica me dijo que escribiría lo que yo le fuera contando y que lo haría tal y como yo se lo contara así que por eso estoy aquí, en realidad no sé todavía cómo ha sabido de mí, ya iré preguntándole porque ha dicho que vendría una vez por semana si yo no tenía inconveniente, y claro, a mí me da igual, yo con sentarme un rato y descansar las piernas…