miércoles, 4 de marzo de 2015

Historias de Cornelia III



Mi Marina se ha echado novio. Ahí, con sus 20 años recién cumplidos se me ha echado novio por primera vez. Yo ya pensaba que me iba a salir machorra como la hermana de mi Antonio que tiene 60 años y todavía no sabe lo que es un hombre y va por ahí con unas pintas que da pena verla, con lo limpia que ha sido mi suegra y las pintas que tiene mi cuñada. Pues eso, que mi Marina el otro día va y me dice: “Mamá,  me voy el fin de semana a Albacete a conocer a los padres de Luis” y yo le dije ¿pero quién es Luis? Y ella va y me suelta, ¡ay! Mamá, quién va a ser, pues mi novio. Y lo dijo y se quedó tan pancha, cogió la maleta y se fue dejándome con la palabra en la boca ¡abrase visto la niña!
Así que nos quedamos mi Antonio y yo con dos palmos de narices esperando que volviera y nos lo presentara por lo menos porque del tal Luis sólo sabíamos el nombre, nunca nos lo había mentado antes y yo para que se me pasara el disgusto me puse a hacer unas torrijas para merendar el domingo, que aunque tengo estos kilos que no soy capaz de quitarme, un dulce los Domingos no es pecado y no hace mal a nadie, y en eso estaba cuando llegó mi Marina a casa y entre torrija y torrija me contó que había conocido a Luís por internet, que habían quedado para conocerse y que se habían gustado y que como los padres del chico son muy tradicionales habían ido a que la conocieran y le dieran el visto bueno y mi niña que todo lo que tiene de moderna lo tiene de buena persona vio que tenían la cocina… bueno, un poco desarregladilla y como vio a la buena señora tan cansada le preguntó que si necesitaba ayuda y la mujer esta va y le dice que no, que ya está todo hecho y solo faltaba pasarle la fregona a la cocina y al baño y mi Marina le dice que ya lo hace ella y que se siente que ella llena el cubo y lo limpia todo, a lo que la mujer le dice que ya está lleno y ahí es cuando mi niña me cuenta que se quedó a cuadros que el cubo tenía más mierda que el rabo de una vaca con todo el agua negra con trozos flotando y que cuando fue a vaciarlo la mujer esta empezó a gritarle que ella no le había dicho que lo vaciara y que así estaba bien y que si ella era la mujer con la que pensaba casarse su hijo que ya podía ir espabilando y hacer lo que le decía su futura suegra y mi niña, se calló la boca, cogió su maleta, se montó en su coche y le dijo al tal Luis, si quieres tomar un café me llamas, pero yo aquí no vuelvo a poner un pie en mi vida, que de aquí me voy al ambulatorio a que me hagan un lavado de estómago que viendo como tiene tu madre la cocina y el cubo de la fregona ya veremos si no pillo algo.  Así se lo dijo la niña, y yo me moría de vergüenza y le dije Mari, yo no te e educado así, y ella va y me suelta, mamá, tú no sabes cómo estaba aquello, se ve que la mujer no puede con todo pero no busca ayuda, quise ayudarla a limpiar el polvo porque veía que se iba a caer de la silla y me dio un paño seco y me hizo limpiar todo el polvo del salón con el mismo trapo sin una triste gota de agua o de algún limpiador y la primera estantería pase, pero ya a la segunda el trapo estaba más negro que el hollín y así no se podía limpiar, me moría del asquito.

Eso me hinchó como un pavo. Porque yo no es que esté todo el día con la fregona en la mano, pero a mis tres hijos los he educado para ser independientes y los tres se hacen de todo más bien o más mal pero saben hacerlo y mi Marina ha aprendido que el polvo se limpia con una bayeta y un cubo de agua caliente con jabón, que los cristales se lavan con una esponja y vinagre y se secan bien con papel y que después de lavarse la cara tiene que pasarle la bayeta al lavabo y al váter y así ya están todo el día limpios y no tienen manchas y eso lo saben hacer mis tres hijos y a mi Antonio lo estoy educando y va aprendiéndolo, porque claro, no va a estar una como una esclava todo el día limpiando para todo el mundo, aquí hay que arrimar el hombro y ayudar en casa. Que yo para atocinado ya tengo a mi Antonio que el pobre no lo sabe hacer mejor porque mi suegra lo tenía como un mimadito, muy limpia ella, pero al niño lo tenía muy mimadito.

2 comentarios:

  1. Qué caracter, la Marina de esta señora, aunque hace bien porque eso de que te hagan lavar los suelos con el agua guarra, no sé cómo lo llevaría yo. Lo malo es que no soy capaz de decir cuatro cosas cuando hace falta y así me va. Un besote!!!

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    1. Es que las escobas dan mucho poderío. Se vé que Cornelia ha estado intimidando a sus hijos toda la vida y ahora han salido valientes jejejeje.
      Besotes.

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