No sabes nada Jon Nieve.
Esto es lo que le dice Ygritte a Jon en Tormenta de espadas II de la saga Canción de hielo y fuego del autor George R. R. Martin. No sabes nada Jon Nieve. Y se me ha quedado grabado a fuego, por eso lo uso como cita para lo que llevo rumiando desde esta mañana.
Hace semanas que se estrenó Cincuenta Sombras de Grey en los cines y las críticas no se han echo esperar. Llevo leyendo críticas todo este tiempo, unas buenas y otras malas, pero las que me hacen llagas en los ojos son las que comparan el libro o más bien la película (porque dudo mucho que todo el que ha criticado haya leído la trilogía) con situaciones verdaderamente vergonzosas que ellos creen que saben lo que es y no tienen ni idea. No voy a poner fuentes, porque son tantas las que hay que para qué elegir, sólo tenéis que goglear un poco y las hay a patadas.
Cincuenta sombras de Grey no es un libro de amor. Hasta ahí estoy de acuerdo. La historia de amor llega después, entre la histeria de la ex de Christian Grey y los celos de su maestra en eso del sado. Pero tampoco es el libro perverso que nos están vendiendo con la excusa de que todo el que tenga una conducta parecida es un maltratador, bien sea físico o psicológico.
No sabes nada Jon Nieve. Yo si. Yo sé que es solo un libro. Que Anastasia tenía opciones. Si a ella no le hubiera gustado el juego que había hubiera llamado a la policía por mucha tensión sexual que sintiera. Que a ella le gustaban el coche, el móvil y el ordenador y las clases de sexo porque si no le hubieran gustado habría cambiado de móvil, trabajo y hasta de ciudad. Y no sólo he leído esta trilogía. He leído otros libros de la misma temática y los ha habido mejores y peores, con diferentes fondos amorosos.
Para las víctimas del maltrato no es tan fácil. Y no nos equivoquemos. Una cosa es maltrato así todo seguido y otra muy diferente el mal trato, separado. Cuando te mal tratan significa que no te están tratando bien, que te han echo o dicho algo que no te ha echo sentir bien. Pero cuando te maltratan no solo no te sientes bien. Te sientes una mierda, que no vales para nada, que no puedes salir "porque se enfada", que si no tienes la casa como él/ella quiere se enfada, que si tus amistades o incluso familiares se preocupan por tí "es porque o quieren algo contigo o ya están otra vez aqui molestando". Incluso te "sugiere" amistades nuevas que curiosamente son parejas de sus amigos y que obviamente se enfadará si no las aceptas. Eso es control. Eso es sumisión, eso es MALTRATO PSICOLÓGICO.
He hablado de la sumisión. No es lo mismo la sumisión de Anastasia que la sumisión de una victima por lo tanto no se pueden comparar. Porque la protagonista ha firmado un contrato sabiendo lo que firmaba. Porque está todo tan claro que asusta. Y porque cuando la victima de maltrato se da cuenta de que es lo que le está pasando está sola. No tiene amigos. No tiene familia. No tiene autoestima.
Y eso duele. Duele porque cuando te levantas un día y te apetece tomar un café con esa amiga a la que no ves desde hace casi un año te das cuenta de que no te coge el teléfono. De que las ultimas veces que te llamó le dijiste que no porque "tenías planes con tu pareja" aunque no los tuvieras.
Duele porque tu madre te mira con tristeza mientras te da el dinero del autobús a la puerta de tu casa media hora antes de que él llegue del trabajo, después de llevarte en su coche "para que no te falte y puedas venir a comer mañana".
Duele porque no tienes nada. No tienes amigos. No tienes trabajo y piensas que no sabes que hacer si no estás con él.
Duele porque ves a tu mascota, que después de salvarte la vida aquella noche no ha vuelto a andar bien y no te deja que le toques las piernas traseras.
Por eso. Yo sí lo sé. Sé lo que duele y sé que se puede superar. Pero cuando te encuentras con este tipo de críticas vuelve a doler y sabes que hay que hacer algo.
Por favor. No comparemos las cosas. Sólo es un libro o una película que no refleja bien el libro. Porque muchos de los que han ido a verla al cine han ido solo por el morbo de esperar ver una película porno. Hay demasiado porno en el mundo como para que lo pongan también en el cine.
No critiquemos sin saber, igual el problema está en que no sabemos separar el trigo de la paja y sólo vemos el lado malo de las cosas.
No sabes nada Jon Nieve. Yo sí lo sé. Y no eres nadie para compararme con algo que es sólo un pasatiempo.
jueves, 5 de marzo de 2015
miércoles, 4 de marzo de 2015
Historias de Cornelia III
Mi Marina se ha echado novio. Ahí, con sus 20 años recién
cumplidos se me ha echado novio por primera vez. Yo ya pensaba que me iba a
salir machorra como la hermana de mi Antonio que tiene 60 años y todavía no
sabe lo que es un hombre y va por ahí con unas pintas que da pena verla, con lo
limpia que ha sido mi suegra y las pintas que tiene mi cuñada. Pues eso, que mi
Marina el otro día va y me dice: “Mamá,
me voy el fin de semana a Albacete a conocer a los padres de Luis” y yo
le dije ¿pero quién es Luis? Y ella va y me suelta, ¡ay! Mamá, quién va a ser,
pues mi novio. Y lo dijo y se quedó tan pancha, cogió la maleta y se fue
dejándome con la palabra en la boca ¡abrase visto la niña!
Así que nos quedamos mi Antonio y yo con dos palmos de
narices esperando que volviera y nos lo presentara por lo menos porque del tal
Luis sólo sabíamos el nombre, nunca nos lo había mentado antes y yo para que se
me pasara el disgusto me puse a hacer unas torrijas para merendar el domingo,
que aunque tengo estos kilos que no soy capaz de quitarme, un dulce los
Domingos no es pecado y no hace mal a nadie, y en eso estaba cuando llegó mi
Marina a casa y entre torrija y torrija me contó que había conocido a Luís por
internet, que habían quedado para conocerse y que se habían gustado y que como
los padres del chico son muy tradicionales habían ido a que la conocieran y le
dieran el visto bueno y mi niña que todo lo que tiene de moderna lo tiene de
buena persona vio que tenían la cocina… bueno, un poco desarregladilla y como
vio a la buena señora tan cansada le preguntó que si necesitaba ayuda y la
mujer esta va y le dice que no, que ya está todo hecho y solo faltaba pasarle
la fregona a la cocina y al baño y mi Marina le dice que ya lo hace ella y que
se siente que ella llena el cubo y lo limpia todo, a lo que la mujer le dice
que ya está lleno y ahí es cuando mi niña me cuenta que se quedó a cuadros que
el cubo tenía más mierda que el rabo de una vaca con todo el agua negra con
trozos flotando y que cuando fue a vaciarlo la mujer esta empezó a gritarle que
ella no le había dicho que lo vaciara y que así estaba bien y que si ella era
la mujer con la que pensaba casarse su hijo que ya podía ir espabilando y hacer
lo que le decía su futura suegra y mi niña, se calló la boca, cogió su maleta,
se montó en su coche y le dijo al tal Luis, si quieres tomar un café me llamas,
pero yo aquí no vuelvo a poner un pie en mi vida, que de aquí me voy al
ambulatorio a que me hagan un lavado de estómago que viendo como tiene tu madre
la cocina y el cubo de la fregona ya veremos si no pillo algo. Así se lo dijo la niña, y yo me moría de
vergüenza y le dije Mari, yo no te e educado así, y ella va y me suelta, mamá,
tú no sabes cómo estaba aquello, se ve que la mujer no puede con todo pero no
busca ayuda, quise ayudarla a limpiar el polvo porque veía que se iba a caer de
la silla y me dio un paño seco y me hizo limpiar todo el polvo del salón con el
mismo trapo sin una triste gota de agua o de algún limpiador y la primera
estantería pase, pero ya a la segunda el trapo estaba más negro que el hollín y
así no se podía limpiar, me moría del asquito.
Eso me hinchó como un pavo. Porque yo no es que esté todo el
día con la fregona en la mano, pero a mis tres hijos los he educado para ser
independientes y los tres se hacen de todo más bien o más mal pero saben
hacerlo y mi Marina ha aprendido que el polvo se limpia con una bayeta y un
cubo de agua caliente con jabón, que los cristales se lavan con una esponja y
vinagre y se secan bien con papel y que después de lavarse la cara tiene que
pasarle la bayeta al lavabo y al váter y así ya están todo el día limpios y no
tienen manchas y eso lo saben hacer mis tres hijos y a mi Antonio lo estoy
educando y va aprendiéndolo, porque claro, no va a estar una como una esclava
todo el día limpiando para todo el mundo, aquí hay que arrimar el hombro y
ayudar en casa. Que yo para atocinado ya tengo a mi Antonio que el pobre no lo
sabe hacer mejor porque mi suegra lo tenía como un mimadito, muy limpia ella,
pero al niño lo tenía muy mimadito.
viernes, 20 de febrero de 2015
Historias de Cornelia II
El otro día os dije que tenía hijos. Tengo tres, dos machos
y una hembra. Mi Antonio quería una niña para que lo cuidara en su vejez y eso
que yo le dije Antonio, eso son antigüedades, hoy en día las hijas no son las
únicas que cuidan a los padres pero él erre que erre y hasta que no vino la niña no paramos. El mayor
se llama Antonio como su padre, pero el mediano no sabía pronunciarlo y le
decía Toín y Toín se le quedó, no es que me guste especialmente pero es lo que
hay, una vez que te acostumbras a algo es difícil quitarse la costumbre así que
ahí estamos. Mi mediano el pobre tuvo menos suerte, mi suegra se empeñó en que
le pusiéramos su nombre a alguno y como ella se llama Herminia y no creía que
fuéramos a tener más pues Herminio se le puso al pobre, yo quería ponerle
Alberto que es un nombre con solera, dices Alberto y se te llena la boca, pero
no pudo ser, así que mi Herminio es el ojito derecho de su abuela.
Luego vino la niña que tiene 20 años. La verdad es que yo no
quería más niños, ¿para qué? Si ya con dos tenía el día completo pero mi
Antonio seguía empeñado y claro, cómo iba a decirle que no, así que le dije
Antonio este es el último, si es otro macho le haces trenzas y le pones una
falda pero yo ya no paro más que cada vez lo llevo peor. Y es que el embarazo
de mi niña fue muy difícil, todo el día vomitando y con los tobillos como
toneles, con lo delgadita que yo era y cogí nos kilos que no soy capaz de
soltar. Marina le pusimos, porque mi madre la pobre se enfadó conmigo por
ponerle el nombre de mi suegra a mi mediano y estuvo dos meses sin hablarnos,
así que para no tener más disgustos le pusimos el segundo nombre de mi abuela
para que mi pobre niña no se traumatizara tanto y ahora va y nos dice que ella
quiere llamarse como su abuela, ¡abrase
visto!
Así que le he dicho, Mari, tú tienes un nombre muy bonito,
como de sirenita ¿por qué quieres llamarte Covadonga? Si suena a marca de
leche, dices Covi y parece que estás en el súper comprando, no puede ser. Y
ella erre que erre que le gusta más el de su abuela y que se lo va a cambiar,
porque está de moda ese nombre y que por qué no se lo pusimos cuando nació.
Esa es otra, la de las modas de ahora. Los chavales con los
calzoncillos por fuera que se les ve todo, lo que tiene una madre que refregar
esos calzoncillos para que no se vea ninguna mancha, porque yo no sé qué hace
mi Herminio que parece que viene de la guerra con esas manchas y yo le digo
hijo, ya tienes 26 años podrías tener más cuidado con la ropa pero el nada,
aunque el pobre me dice que ya lo hace él, que no me preocupe pero si no se lo
hago yo ¿quién se lo va a hacer? La novia esa que tiene no creo, porque es una sílfide
que como no tiene cerebro le está sorbiendo el suyo, me llama doña Cornelita
¡abrase visto! Doña Cornelita, si mi madre se enterara de que mi Herminio está
con una chica como esta le abría la cabeza a escobazos, porque ella es muy
buena pero todo lo que tiene de bendita lo tiene de mala leche, ¡anda que no le
daba escobazos a mi Felipe cuando volvía con los calzones sucios! Y ahí está
ahora, que mi cuñada no le tiene que limpiar una sola mancha de nada, ella sí
que se ha llevado un buen hombre, no como mi pobre Antonio que mi suegra me lo
mandó atocinado y a mí me ha tocado lidiar con cuatro niños de pecho, menos mal
que el pobre luego no se mete en nada y todo lo que yo haga está bien hecho, no
sé si tendrá que ver que el regalo de boda de mi madre fuera una escoba bien
recia…
sábado, 14 de febrero de 2015
Cornelia
Hola, vosotros no me conocéis ni yo a vosotros tampoco, así
que me voy a presentar.
Me llamo Cornelia y tengo 56 años. Si, ya lo sé. Cornelia es
un nombre raro, pero me lo puso mi madre que es una apasionada de los nombres
raros. Supongo que le viene de familia porque mi abuela se llama Eloísa Marina
y a ella le puso Covadonga.
Ahí no acaba la tradición. Tengo una hermana, Lucrecia y un
hermano Felipe, imagino que ahí se le acabó la inspiración o que mi padre se
impuso por primera vez no lo sé.
En mi casa me llaman Corne todos menos mi padre. Él es un
hombre normal que quería ponerme Luisa como su madre pero mi madre no lo dejó
así que me llama Lia. En realidad no me gusta ninguno de esos nombres, a mí me
hubiera gustado llamarme algo más normalito como Elisabeth o Asunción pero no
pudo ser así que llamadme como queráis, yo ya estoy acostumbrada.
Os preguntaréis que a qué viene todo esto. Pues os lo voy a
explicar.
Yo ayer estaba en mi casa fregando y sonó el timbre. Cuando
abrí me encontré una chica muy simpática que se presentó y me pidió entrar. Le
habían hablado de mí y dice que quiere escribir lo que yo le cuente en un blog
que tiene. Yo le dije que no sabía porque quería escribirlo en un blog y no en
un cuaderno como todo el mundo pero me explicó que no, que ella se refería a un
blog de internet que ella tiene y en el que escribe cosas y la gente lo lee,
algo así como un libro que está pero que no está físicamente. La verdad es que
esta chica me dejó impresionada, que manera de hablar, que forma de expresarse,
por eso yo siempre les he dicho a mis hijos que tienen que estudiar porque si
no, nunca van a llegar a nada.
Pues eso que esta chica me dijo que escribiría lo que yo le
fuera contando y que lo haría tal y como yo se lo contara así que por eso estoy
aquí, en realidad no sé todavía cómo ha sabido de mí, ya iré preguntándole
porque ha dicho que vendría una vez por semana si yo no tenía inconveniente, y
claro, a mí me da igual, yo con sentarme un rato y descansar las piernas…
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